Un día fui con mi familia a la feria y cuando llegamos a la zona donde estaban los juegos mecánicos, mis hijos —en esa época adolescentes— rápidamente fueron a formarse a la larguísima fila de chicos que esperaban subirse a un juego extremo.
Ya cuando le iba a tocar el turno a mi hija para llegar a la taquilla me acerqué y le hice una pregunta.
—¿Cuánto pagan por subirse a esto? —dije señalando al juego mecánico.
Mi hija puso cara de interrogación y dijo:
—Querrás decir ¿Cuánto cobran?
—No —insistí— ¿Cuánto pagan? Porque si a mí me dijeran que me suba a ese juego, me tendrían que pagar una buena suma de dinero.
Mi hija sonrió al entender la broma y dijo espontáneamente:
—Pues depende de cómo veas el juego. Si lo ves como un suplicio, seguramente esperarás que te paguen por subirte, pero si lo ves como una diversión o una aventura, estarás dispuesto a pagar.
En ese momento le correspondió pasar a comprar el boleto en la taquilla.
Me dejó reflexivo porque lo que acababa de responderme no solo aplica a un juego mecánico ¡aplica para la vida!
—Si ves tu vida como un suplicio, te pesará vivir, pero si la ves como una gran aventura, te aseguro que pagarías por vivirla.
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

