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La palabra “Ven” es el imperativo del verbo VENIR.

Pues ahí tienes que un día Jesús les pidió a sus discípulos que se embarcaran en el Mar de Galilea, se adelantaran y lo esperaran del otro lado mientras Él despedía a la muchedumbre y subía a un monte a orar.

Ya de madrugada, los discípulos estaban en medio del mar cuando se desató un viento contrario muy fuerte que hizo alborotar las olas. De pronto vieron que Jesús se dirigía hacia ellos caminando sobre las aguas, entonces tuvieron miedo, pensaron que era un fantasma.

Él les dijo: “Ánimo, soy Yo, no tengan miedo”

Me detengo aquí para decirte que esas palabras hoy te las dirige a ti. Si lo que estás pasando es una pequeña llovizna o una gran tempestad, ánimo no temas.

El mar representa al mundo con toda su maldad, con sus adversidades y tentaciones. Es de reconocer que todos, en algún momento de nuestra vida podemos sentir que nos hundimos cuando tomamos malas decisiones o pecamos.

Por una ley natural de la física todo cuerpo se hunde en el agua aunque después puede flotar o quedar sumergido dependiendo de su densidad.

Pues en esa escena bíblica se puede apreciar cómo Jesús es dueño de todas las leyes de la naturaleza incluyendo las de la física porque Él camina sobre el mar sin hundirse. Es el único que puede caminar en este mundo sin sucumbir ante las adversidades ni ser presa de las tentaciones.

Pero esto ya lo sabemos, lo interesante viene a continuación. Cuando Jesús les dijo “Ánimo, soy Yo, no tengan miedo” el apóstol Pedro respondió: “Señor, si eres Tú mándame ir hacia Ti sobre las aguas”

No sé si Pedro dimensionó el alcance de su petición. Básicamente le pidió un poder sobrenatural: caminar sobre el agua desafiando las leyes de la física. Y ¿sabes cuál fue la respuesta de Jesús?, esa sencilla palabra: “VEN”. Impresionante ¿no?

Es muy esperanzador para nosotros porque hoy en día muchas cosas que ocurren a nuestro alrededor, en el mundo, son terribles y parece que entre más avanzamos como humanidad, más nos hundimos, pero ¿qué pasaría si tú y yo y todos le hiciéramos a Jesús una petición como la que le hizo Pedro?: “Mándame ir hacia Ti sobre este mar de maldad, de adversidades y tentaciones, sin que me hunda”. ¿Cuál crees que sería su respuesta? Correcto. Nos diría con esa fuerza y autoridad que sale de sus labios: “VEN”.

Pues así sucedió con Pedro quien de inmediato saltó de la barca y ¡empezó a caminar sobre el mar!. Pero has de saber que enfrentarse al mundo no es fácil. Cuando tú decides hacer un cambio en tu vida, para bien, no faltarán personas o fuerzas malignas que deseen impedírtelo. Eso le sucedió a Pedro quien al sentir la fuerza del viento se atemorizó y en cuanto dudó se empezó a hundir y gritó: “Señor, sálvame “y el Maestro, extendiendo su mano, lo sujetó y le expresó una frase a manera de reclamo: “Hombre de poca fe ¿por qué has titubeado”.

Por eso, si tú estás pasando por una adversidad o te enfrentas a una tentación, no dudes, sigue tu camino hacia Jesús. Dicen que no hay buenos soldados en tiempos de paz ni buenos marineros en aguas calmadas. Demuéstrale a Dios que no solo crees que existe sino que confías en Él y al final resultará como en el evangelio: “… luego que subieron a la barca se calmó el viento…”

Ahora que si ya has realizado tu petición y escuchas que te dice: “Ven”, no lo pienses mucho…Ve.

Fermín Felipe Olalde Balderas
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas

Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

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