—¿Qué estás leyendo? —le preguntaba yo a mi padre y era como si le preguntara “¿qué estas comiendo?” saboreaba el tema y lo contaba con tal agrado que al final me decía: :”¿Quieres leerlo?“ y yo terminaba quitándole sus libros.
Cuando me casé, mi suegra y yo teníamos algo en común: la pasión por la lectura. Cuando íbamos a su casa ella me recibía con una frase: “¿Ya leíste tal o cual obra? ¡Está muy buena!” y era común que intercambiáramos libros.
Pienso que uno de los factores que inciden para que adoptemos hábitos como el de la lectura es el ambiente en que nos desenvolvemos. Mi padre nunca me dio un sermón sobre la importancia de leer, su ejemplo fue suficiente para inculcar en mí el gusto por la lectura y ahora espero que con mis hijos pase lo mismo.
El escritor William Somerset expresó esta frase: “Adquirir el hábito de la lectura es construir un refugio contra casi todas las miserias de la vida” y San Agustín decía que “Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos, es Dios quien habla con nosotros” y tenía razón.
Leer un libro es viajar a diferentes épocas y lugares, es tener un encuentro directo con el autor, con su forma de pensar. Podrás compartir sus ideas o no, pero de todos aprendes.
¿Quieres dejarles una buena herencia a tus hijos? Déjales el hábito de la lectura.
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

