Desde los primeros años de mi infancia mi papá me enseñó a hablar con Dios como se le habla a un amigo, así, con confianza, de manera espontánea y en cualquier lugar y hora.
En casa de ustedes, en nuestro patio, tenemos un árbol tabachín que cada día nos regala una gran cantidad de flores rojas y amarillas, muchas de ellas caen y es necesario barrerlas.
Así es que cada mañana barrer el patio y regar las plantas que le dan alegría a nuestra casa es mi primera actividad del día.
Es en ese momento cuando inicia mi charla con mi Amigo incondicional.
—¿Cómo estás? —me pregunta— ¿Cómo te sientes? ¿Qué tal dormiste?
Y me suelto platicándole, de manera mental o verbal, cómo me siento en ese día, si dormí plácida y profundamente o tuve insomnio.
Le agradezco por tantas bendiciones que nos da momento a momento, día tras día y le pido por las necesidades de todas sus creaturas, incluyendo las personas, amigos y enemigos, conocidos y desconocidos.
Le platico mis preocupaciones, mis temores y por supuesto que también le hago participe de mis alegrías e ilusiones.
Pongo en sus manos los proyectos que tengo en mente, consciente de que prosperarán aquellos que sean acorde a su voluntad.
Analizamos juntos los errores que suelo cometer y me da una palabra de aliento para superarlos.
Luego me enfoco a realizar las actividades que ya tengo programadas y como en muchas de ellas me relaciono con personas, suspendo mi conversación con Él.
Pero en el inter del día, hay momentos en que podemos reanudar nuestra charla: cuando salgo a realizar mis caminatas matutinas o vespertinas o durante el trayecto de un destino a otro o al final del día cuando ya me dispongo para dormir.
Él me ha acompañado siempre, tanto en los momentos más felices como en los más difíciles de mi vida y sé que mientras no me aparte de Él no sentiré tristeza ni soledad.
Si tú deseas tener un amigo incondicional, un confidente a quien le puedas contar todo lo que te sucede, lo que piensas y lo que sientes sin temor a ser juzgado(a), reprendido(a) o traicionado(a), te tengo una buena noticia: ya lo tienes, solo es cuestión de que decidas iniciar una relación con Él.

Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.