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Durante los primeros años de mi vida mi mundo se circunscribía a mi familia.

Cuando cumplí cinco años ingresé a la escuela primaria y ahí se amplió mi universo. De manera simultánea aparecieron en mi historia mis vecinos tanto de mi calle como de mi barrio.

Y entre todas esas personas con las que me he ido encontrando en mi vida, me di cuenta que había algunas a las que podía denominar: Amigos.

El primer amigo que tuve se llama Arturo y le decíamos de cariño: Turín.

Era un niño menor que yo por uno o dos años. Vivía al lado de mi casa y era frecuente que pasáramos horas jugando en el interior de mi domicilio. Era un niño sencillo y noble. Tanto su familia como la mía nos apreciamos mucho, hasta la fecha.

Por fortuna, en aquel tiempo, la calle donde vivíamos era una cerrada y como el común de la gente no poseíamos automóvil, era un lugar seguro para que los niños saliéramos a jugar.

Ahí, en esa calle pasé los mejores años de mi niñez.

Nos juntamos, niños y niñas, para saltar la cuerda o jugar a los encantados, a la roña, al bote, al cielito, al stop, al resorte o a los listones.

También con los niños jugamos a las canicas, al trompo, al capirucho, a los huesitos de durazno, a las choyitas, al chinchalagua y por supuesto que no podían faltar los partidos de futbol en sus diferentes modalidades: gol para o gol pone, porterías chiquitas o grandes.

¿Sabes cómo te dabas cuenta si eras bueno para jugar? Si te escogían primero o hasta el final.

Mi papá siempre se opuso a que yo jugara en la calle al futbol porque él decía —y con mucha razón— que podíamos pegarle con el balón a algún transeúnte o molestar a los vecinos al golpear su puerta con la pelota, por lo tanto, mis papás me dieron permiso de ir a jugar al jardín que se encuentra junto al atrio o a los campos de futbol llanero que se encontraban atrás del templo.

Eran unos partidazos y siempre tuve la compañía de Turín, quien, por cierto, era un crack para jugar al soccer.

En ese campo que se encontraba atrás del templo una vez conocí a jugadores profesionales de futbol de la Segunda División: Carlos Cerritos, Alfonso Oviedo, Maclovio “Maco” Munguía y al “Bibis” Rico, integrantes de los Linces del Tecnológico de Celaya.

También con Turín iba a pescar a “La Favorita”, un edificio en ruinas que se encuentra a un costado de las vías del ferrocarril. Fue una de las fábricas de alcohol más importantes del país, propiedad de empresarios franceses que se instaló en 1898.

En sus inmediaciones, corría un canal de concreto de unos cincuenta metros de largo que iba a parar a un gran estanque.

Tanto en las paredes del canal como en las del estanque se formaba una capa de moho de color verde que, al tocarlo, se sentía como si fuera terciopelo. Era el hábitat de cientos de peces, en su mayoría pequeños, pero debíamos tener cuidado porque también en ese lugar abundaban serpientes denominadas “hocico de puerco”.

En casa de Turín, mi hermana y yo, junto con otros niños, presenciamos el lanzamiento del primer hombre a la luna en el año 1969.

También íbamos a las posadas y coleccionábamos estampas de luchadores.
Tirábamos mezquites y una vez que éstos caían, los comíamos sin mayor medida de higiene que sacudirles el polvo con las manos. Trepábamos, hasta lo más alto de los árboles.

También con Turín conseguí mi primer empleo, ayudándole a Doña Cuca todas las noches a cargar su mobiliario, utensilios de cocina e ingredientes que utilizaba para vender cena en la esquina de la calle principal.

Cuando terminábamos de ayudarla, ella nos daba una moneda de diez centavos y con eso íbamos a la tienda de Don Enrique a comprar un bolillo con vinagre.

Tampoco olvidaré las veces que íbamos en bicicleta a pasear o a hacer mandados.

Y así pudiera llenar muchas páginas con anécdotas de la que fue mi niñez, muy sencilla pero muy feliz, y ésta no hubiera sido así sin la compañía de muchos de mis amigos como Turín, mi gran amigo del alma.

Nota final: Ya que no cuento con una fotografía de la época de nuestra niñez, les comparto una que nos tomamos un día que mi amigo asistió a la presentación del primer libro que publiqué.


Fermín Felipe Olalde Balderas
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas

Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

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