Esa tarde llegué al parque Alameda, me senté en una banca a la sombra de un árbol, abrí un libro y empecé a leer.
Pasaron caminando frente a mí una pareja joven y su hija pequeña quien llevaba en sus manos un chicharrón de harina. De forma inesperada a la niña se le cayó su fritura. Al ver que se puso triste, su mamá la consoló diciéndole que no se preocupara, que había sido un accidente, se dieron la vuelta y se fueron a comprar otro chicharrón.
A los pocos minutos pasó el trenecito donde los papás suben a sus niños para dar un paseo por todo el parque y con las ruedas pisó el chicharrón que se encontraba en el suelo y lo hizo añicos. Luego presencié algo maravilloso: llegó primero uno, luego otro y de pronto ya estaba un grupo de pajaritos comiéndose los pedacitos de chicharrón hasta que dejaron limpio el piso.
Esa secuencia de escenas detonó en mi interior una pregunta: los accidentes o errores que de forma involuntaria cometemos los seres humanos ¿realmente lo son o forman parte de un plan Divino? La conclusión a la que llegué es que todo sucede por algo, aunque de momento no lo alcancemos a comprender.
Ese día, al ver a los pajaritos comer, recordé lo que dice el evangelio “…no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas?”
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

