Todos, en algún momento, hemos sufrido una enfermedad y es muy natural que cuando esto sucede, le pedimos a Dios que nos sane, sin embargo, es bueno saber que para Él la prioridad es nuestra salud espiritual. Hay dos pasajes del evangelio que lo demuestran.
Uno es cuando llevan en una camilla a un paralítico para que Jesús lo cure. Ellos esperan que el Maestro haga el milagro de que pueda caminar, pero cuál sería su sorpresa cuando Jesús lo primero que le dice es:
— ¡Ten confianza hijo mío que tus pecados te son perdonados!
Ya me imagino la cara de admiración de los presentes ya que su expectativa no era que le perdonara sus pecados, sino que lo curara de la parálisis. Los escribas empezaron a murmurar y a acusar de blasfemia al Maestro, pero Él les dijo:
— ¿Qué cosa es más fácil decir: “se te perdonan tus pecados o levántate y anda”? Pues para que sepan que el Hijo del Hombre tiene en la tierra el poder de perdonar los pecados yo te digo: —dijo dirigiéndose al paralítico— Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
El otro pasaje se refiere a diez leprosos que salieron al encuentro del Maestro y le rogaron que los sanara.
Jesús los cura y les pide que se presenten con los sacerdotes para cumplir con lo que establece la ley y así lo hacen, cuando van de camino se dan cuenta que van quedando limpios de la lepra y uno de ellos regresa glorificando a Dios y arrojándose a sus pies le agradece al Maestro que lo haya sanado.
—Pero ¿Qué no fueron diez los curados? —Preguntó Jesús— ¿Dónde están los otros nueve? Solo este extranjero es quien ha regresado para dar gloria a Dios.
Después le dijo: “Levántate y vete que tu fe te ha salvado”
La respuesta a la pregunta que hizo Jesús es muy sencilla: los otros nueve se conformaron con la salud física, pero el que regresó —que, por cierto, era samaritano— sanó espiritualmente, es decir, recibió dos milagros, el físico y el espiritual.
En resumen, Jesús primero cura el alma y luego cura el cuerpo.
Si tú padeces hoy alguna enfermedad (física o emocional) te invito a que le pidas primero tu salud espiritual y no tengo duda que al sanar tu espíritu, tendrás más fortaleza para afrontarla y por qué no, si es su voluntad, hasta sanar de forma integral.
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.