Cuando yo tenía como diez años de edad, en periodo de vacaciones, mi papá me llevaba de “ayudante” a realizar trabajos de mantenimiento en algunas casas.
Un día lo acompañé a una casa antigua donde vivía una señora de la tercera edad. Entramos en una habitación con su techo muy alto, de baldosa el cual descansaba en vigas de madera y éstas, al incrustarse a la pared dejaban huecos enormes por donde salían cucarachas.
Él ya llevaba preparada una bomba de flit con insecticida especial para esa plaga.
—Tu trabajo —me dijo— va a consistir en detener la escalera en la que yo me subiré a fumigar y pase lo que pase, no la sueltes ¿ok?
Asentí con la cabeza. Él se colocó unos guantes, se amarró un paliacate rojo para cubrirse la nariz y la boca, se puso unos lentes y una gorra. Yo vestía con Jeans, tenis, una playera de manga corta y una gorra deportiva.
Se subió a la escalera hasta llegar a la parte más alta de la habitación y en el momento en que activó la bomba vi cómo cientos de cucarachas empezaron a llover. Sentía cómo caían sobre mi gorra, correr sobre mis brazos, mi cuello y se metían por debajo de mi playera en mi espalda.
Hubo un momento en que en mi mente chocaron dos pensamientos: Soltar todo y salir corriendo o mantenerme firme sosteniendo la escalera. }
—¡No te asustes hijo! —Decía mi papá— todo estará bien.
Y tuvo razón. En realidad, fueron pocos minutos lo que duró el proceso de fumigación, pero me parecieron eternos. Finalmente logramos el objetivo. Cuando regresamos a casa y después de una buena ducha, nos sentamos a cenar.
—¿Te asustaste? —Me preguntó.
—Sí.
—¿Verdad que te dieron ganas de salir corriendo?
Asentí con la cabeza.
—Pues estoy muy orgulloso de ti porque te mantuviste firme hasta que logramos nuestro objetivo.
Mi padre, en esa época era un hombre recio y poco expresivo así es que un comentario como ese tuvo mucho valor para mí.
A lo largo de mi vida, he tenido que afrontar problemas y asumir retos que representan responsabilidad y aunque hay un momento en que existe la tentación de soltar todo y salir corriendo, siempre escucho resonar la voz de mi padre diciendo: “No te asustes hijo, todo estará bien” y sigue teniendo razón.
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

