LEVÁNTATE

Cuando me pidieron ayuda para cargarlo pensé en rehusarme, pero algo dentro de mí me motivo a aceptar. El hombre estaba paralítico y su familia ya lo había llevado con los mejores médicos de la región, pero no lo pudieron curar, hasta que cierto día escucharon hablar que Jesús de Nazaret llegaría al pueblo.
Decían que tenía el poder para curar cualquier enfermedad, así es que colocamos al enfermo sobre una camilla, lo cargamos y partimos de inmediato. Cuando llegamos, no pudimos pasar por tanta gente que había así es que lo subimos a la azotea, abrimos una parte del techo y lo bajamos por ahí ante el asombro de los presentes y el enojo del dueño de la casa.

Ya que colocamos la camilla en el piso levanté la mirada y ahí estaba Él, Jesús de Nazaret, con su personalidad impactante, majestuosa, que irradiaba amor. Cuando me vio se dibujó en su rostro una sonrisa. Luego dirigió su mirada al enfermo.

—Ten confianza, tus pecados te son perdonados —le dijo.

Algunos empezaron a murmurar: “Es una blasfemia, solo Dios puede perdonar los pecados”, pero Jesús que conoce el interior de las personas les dijo:
—¿Qué cosa es más fácil? Decir: Tus pecados están perdonados o levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.

Hubo un silencio sepulcral.
—Pues para que vean que el Hijo del Hombre tiene el poder de perdonar los pecados, yo te digo —y dirigió su mirada de nuevo al paralítico— levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.

Entonces el hombre se fue incorporando hasta quedar de pie. Miró a su alrededor sonriendo y moviendo sus piernas para confirmar que era cierto lo que acababa de ocurrir. Tomó la camilla y salió caminando por la puerta principal abriéndose paso entre la gente.

Si alguna vez tienes una necesidad y no has encontrado solución, no dudes en buscar a Jesús. Él lo puede todo. Si le pides salud corporal y sucede, es para demostrar el poder y la gloria de Dios, pero si no, tal vez es porque el sufrimiento tiene un objetivo. Y ante todo, nunca olvides que para Él tu salud espiritual es más importante que la corporal así es que ¡Levántate!