Un día sentí una ligera molestia en una muela, pero no le di importancia, sin embargo, ya para la tres de la madrugada del día siguiente no aguantaba el dolor.
Por la mañana fuimos a ver al dentista quien me revisó y me comentó que se trataba de la muela del juicio.
—Tengo que extraerla —me dijo.
—Adelante —contesté— no quiero pasar otra noche como esta.
Me preparó, me inyectó la anestesia y empezó a trabajar. Como afortunadamente yo nunca padecí por falta de calcio mi muela estaba sumamente afianzada y no pudo extraerla en una sola pieza, la tuvo que fracturar.
Mientras hacía el trabajo, yo estaba maravillado por el efecto de la anestesia y empecé a recordar que nuestros antepasados, en la época prehispánica, utilizaban una planta medicinal que al masticarla hacía un efecto anestésico local y al tomarla como té les provocaba somnolencia.
Fue a mediados del siglo XIX que el odontólogo norteamericano Horace Wells incursionó en utilizar el óxido nitroso como anestesia en sus pacientes. La cuestión es que yo bendije a todos los que habían intervenido en el descubrimiento y uso de tan efectivo anestésico.
El dentista terminó su trabajo y cuando salimos de su consultorio le comenté a mi esposa:
—¡La anestesia es una maravilla! ¡No me duele nada!
Ella me miró y sonriendo me dijo: “Deja que pase el efecto y verás”.
Ella tenía razón, lo que no me había dolido durante la extracción, me dolió en la recuperación. Fue terrible. Tuve que hablarle por teléfono al dentista para que me elevara la dosis del analgésico.
Ya cuando todo volvió a la normalidad, un día platicando con una gran amiga me recomendó que cuando tuviera que enfrentar una nueva extracción de una muela del juicio, acudiera con un especialista en Maxilofacial ya que a través de una sencilla cirugía generaba menos dolor. No sabes cómo me ayudó su consejo porque años después tuve que extraerme otra muela del juicio, pero esta vez el proceso fue más rápido y la recuperación menos dolorosa.
Pienso que, si cada persona compartiéramos algo de lo que nos ha dado resultado en esta vida, tal vez sufriríamos un poco menos.
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

