Ese día acompañé a mi papá a su centro de trabajo, en la estación del ferrocarril aquí en Celaya, Guanajuato. Yo tenía como doce años de edad.
—Vamos a comprar una cajeta. —Me dijo cuando se desocupó.
Asentí y nos fuimos caminando por en medio de las vías del tren. Cuando estábamos a pocos metros de la antigua estación nos detuvimos y nos dirigimos a una casa de aspecto sencillo.
Cuando entramos vi que una señora a la que apodaban “La güera” preparaba la cajeta en un gran cazo de cobre. En realidad, era un negocio familiar donde, de forma artesanal, elaboraban el tradicional dulce.
Compramos un frasco de cajeta, una bolsa grande de obleas y salimos del lugar.
—¿Sabes cómo se llama esta calle? —me preguntó mi padre mientras regresábamos por en medio de las vías del tren.
—¿Cuál calle? —respondí mientras yo hacía equilibrio caminando sobre uno de los rieles.
—Esta por donde vamos.
Miré a mi alrededor. Nunca imaginé que se le podía llamar “calle” al lugar donde se ubicaban las casas, en ambos lados de las vías del tren.
—No, no sé —respondí.
—Se llama “Héroe de Nacozari”
Asentí mientras seguía jugando a no caerme del riel.
—¿Quieres saber quién fue el Héroe de Nacozari? —me preguntó.
De un salto bajé del riel, lo miré a los ojos y asentí con la cabeza. Entonces él empezó a contarme la siguiente historia mientras reanudábamos nuestra marcha.
“Jesús García Corona, nació en Hermosillo, Sonora en el año de 1881. En 1898 su familia decidió trasladarse al pueblo de Nacozari, en el mismo Estado.
A los 17 años empezó a trabajar en el ferrocarril propiedad de una compañía minera. Primero fue aguador, luego oficial de mantenimiento de las vías, también controlador de frenos y bombero de la compañía.
Era un muchacho responsable, alegre y sencillo. Llegó a obtener premios por su buen desempeño y al cumplir 20 años de edad lo ascendieron a maquinista.
Un 7 de noviembre de 1907 el joven acudió como siempre a su trabajo. Ese día a él no le correspondía conducir la locomotora, pero el maquinista titular enfermó y el joven quedó a cargo de esa función.
La locomotora llevaba una carga de cuatro toneladas de dinamita procedente de Estados Unidos y dirigida tanto a la localidad denominada “Pilares” —lugar donde estaban los almacenes— como al pueblo de Nacozari. Esa dinamita se utilizaría para la ampliación de una mina.
Mientras realizaban los trabajos de carga, Jesús aprovechó para ir a su casa y encontró muy alterada a su mamá. Ella le comentó que tenía un mal presentimiento pero el joven la intentó tranquilizar diciéndole que no se preocupara, que todo estaba bien.
Regresó a su trabajo y empezó a realizar maniobras de conducción de la máquina desde el lugar donde se encontraban los almacenes y las casas de los trabajadores que daban mantenimiento a las vías.
De pronto, Jesús y sus compañeros se dieron cuenta que había fuego en los furgones de carga donde estaba la dinamita.
Quienes iban con él en el tren intentaron apagar el fuego, pero el viento del norte les jugó una mala pasada y en lugar de disminuir, aumentó.
El joven Jesús se dio cuenta de la situación: era inevitable, el tren iba a estallar. Les pidió a los integrantes de su cuadrilla que se arrojaran del tren y cuando éstos lo hicieron, aceleró la velocidad de la locomotora.
El plan de Jesús era alcanzar a llegar a un terreno plano y lo más despoblado posible y ya estando ahí él también arrojarse del tren, pero lamentablemente su plan no resultó. Antes de llegar a un punto conocido como “El seis”, es decir, a seis millas de Pilares el tren estalló en mil pedazos con el joven a bordo.
El temblor sacudió a Nacozari cimbrando las casas y quebrando los vidrios de las ventanas. El estruendo se alcanzó a escuchar a 16 kilómetros de distancia.
Aunque con esa acción Jesús salvó a miles de personas tanto de las localidades de Pilares como de Nacozari, no pudo evitar que trece murieran y dieciocho más resultaran heridas.
Los restos del joven héroe fueron depositados en el antiguo cementerio municipal del pueblo.
En 1909 se erigió en su memoria un monumento que se encuentra en la plaza principal y por decisión del Congreso del Estado de Sonora a partir de esa fecha al pueblo se le denominó “Nacozari de García”.
Años después, en 1919, sus restos se exhumaron y fue el entonces gobernador Plutarco Elías Calles, quien cargó el cofre con los restos del héroe y los depositó personalmente en la nueva tumba. Desde entonces, reposan en la plaza principal.
En 1944, el entonces presidente Lázaro Cárdenas decretó que cada 7 de noviembre se conmemorara el día del ferrocarrilero en honor al valor y a la demostración de amor al prójimo de ese joven mexicano
En 2021, el Congreso del Estado aprobó el decreto a través del cual se declara Patrimonio Cultural del Estado de Sonora el monumento y la tumba del héroe mexicano.
Hoy en día no solo ésta sino muchas calles de diferentes ciudades del país llevan su nombre, principalmente aquellas que se encuentran cerca de las estaciones del ferrocarril”
De pronto mi padre detuvo su marcha y suspiró.
—¿Qué pasa papá? —le pregunté.
—Nada —respondió y seguimos caminando a casa.
Casi estoy seguro que mi papá detuvo su marcha porque estaba conmovido. Sentía lo que me estaba contando, solo que a los hombres de su generación no se les permitía expresar sus sentimientos.
Pues bien, nunca imaginé que 25 años después de que me contara ese relato, mi padre moriría precisamente un 7 de noviembre, el día del ferrocarrilero.
A continuación, les comparto la letra del corrido “Maquina 501” interpretada por el Charro Avitia, la cual pueden escuchar en Youtube.
“Máquina 501, la que corrió por Sonora,
por eso los garroteros, el que no suspira llora,
Era un domingo señores, como a las 3 de la tarde,
estaba Jesús García, acariciando a su madre.
Dentro de pocos momentos, madre tengo que partir,
del tren se escucha el silbato, se acerca mi porvenir,
Al llegar a la estación, el tren ya estaba silbando,
y un carro de dinamita, ya se le estaba quemando,
El garrotero le dice, Jesús vámonos apeando,
mira que el carro de atrás, ya se nos viene quemando,
Jesús García le contesta, yo pienso muy diferente,
yo no quiero ser la causa, de que muera tanta gente,
Le dio vuelta a su vapor, como era de cuesta arriba,
antes de llegar al seis, ahí termino su vida,
Desde ese día inolvidable, tú te has ganado la cruz,
tú te has ganado las palmas, eres un héroe Jesús.
0
0
votos
Calificar la publicación
Conectar con
I allow to create an account
When you login first time using a Social Login button, we collect your account public profile information shared by Social Login provider, based on your privacy settings. We also get your email address to automatically create an account for you in our website. Once your account is created, you'll be logged-in to this account.
DiscreparAceptar
Conectar con
I allow to create an account
When you login first time using a Social Login button, we collect your account public profile information shared by Social Login provider, based on your privacy settings. We also get your email address to automatically create an account for you in our website. Once your account is created, you'll be logged-in to this account.
DiscreparAceptar
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios