Las 50 más recientes

UN ENCUENTRO INESPERADO EL HOMBRE DE LA GABARDINA NEGRA LAS CELULAS UNA MAÑANA DE SABADO VIVIR DEL ARTE JOSÉ Y EL NIÑO DEL LUNAR EN LA MEJILLA DON SANTIAGO NORMAS BÁSICAS PARA UNA BUENA CONVERSACIÓN JASIEL (Una historia de amor, valor y responsabilidad) ADONAI Y EL CARÁCTER DE EMMA UN LUNES CUALQUIERA ADONAI Y EL MISTERIO DE LAS PALABRAS EXTRAÑAS ENAMORADA DE CRISTO UN AMIGO INCONDICIONAL EL ESTILO DE DIOS LA CHICA DEL AVIÓN UNA MANCUERNA EXTRAORDINARIA LA LAVADORA ENAMORADO DE LA LECTURA DOÑA ANITA EL VIAJERO LA CULPA ¡LIBÉRATE! UNA GRAN MUESTRA DE AMOR LA JUNTA EL BARRIO DEL ZAPOTE, MI BARRIO EL SENCILLO MENSAJE DE JESÚS UNA LEYENDA MAYA TURÍN, MI GRAN AMIGO DEL ALMA CARTA DE LOS REYES MAGOS LA IMPORTANCIA DE AGRADECER UN MILAGRO DE NAVIDAD EL NIÑO TODOS NECESITAMOS DE TODOS SABER PEDIR DE REGRESO A CASA DON FELIPE EL BAR HUELLITAS EL DENARIO PRECAUCIÓN EN LAS REDES SOCIALES UNA GRAN AVENTURA EL TESORO ESCONDIDO UNA RESPUESTA PARA RUBÉN EL CONSERJE JESÚS Y LOS SAMARITANOS (UN MENSAJE MUY ACTUAL) COSAS DE LA VIDA ME MIRA, ME LLAMA UN RECUERDO DE MI PADRE In memoriam

El-Tesoro-escondido.png

—¿Cuánto me cobra por limpiar este terreno don José? —preguntó el dueño al jardinero.

Éste miró a su alrededor, se rascó la cabeza y después de un cálculo mental dijo: “Tres mil pesos”.

—¡Hecho! ¿Cuándo puede empezar?

—Si gusta, mañana mismo me traigo mis herramientas. En tres días tiene usted su terreno limpio.

A la mañana siguiente don José cortó con su hoz la maleza que abundaba en el terreno y cuando clavó su pala en la tierra para sacar una enorme piedra vio que se asomó un pedazo de metal.

Hizo un surco alrededor de éste y fue cavando hasta que descubrió que era un cofre rectangular.

Lo abrió y quedó admirado cuando vio que estaba lleno de monedas de oro. Tomó una y se la acercó para verla mejor. “Son centenarios”, susurró. “fácilmente hay más de cien”.

Tal vez si hubiera sido otro, sacaría el cofre y se lo llevaría a casa sin decir nada, pero él volvió a enterrarlo y antes de regresar a su domicilio se puso a investigar cuánto cuesta un centenario.

Casi se va de espaldas cuando supo que cada moneda tiene un valor muy cercano a los cincuenta mil pesos.

“Si fueran cien monedas…”, pensó, “…serían….¡Cinco millones de pesos!”

Cuando llegó a su casa le platicó a su esposa e hicieron cálculos de cuánto podrían reunir si vendían todos sus bienes. Resultó una cantidad muy cercana a los quinientos mil pesos.

A la mañana siguiente se presentó con el dueño del terreno y le dijo:

—Ya casi termino de limpiar, lo haré en el tiempo estimado, pero quiero preguntarle si está dispuesto a venderme su terreno.

—No tenía planes de venderlo, pero sí, ¿por qué no? siempre y cuando me pague lo que cuesta, recuerde que no tengo urgencia de venderlo.

—¿Cuál sería su precio?

El dueño hizo cálculos y dijo: “Dame quinientos mil y es tuyo”

El jardinero estaba feliz.

—¿Me daría una semana para conseguir el dinero?

—Claro —contestó el dueño— el tiempo que necesites.

El jardinero regresó a su casa y rápidamente se dedicó a vender todo aquello que poseían.

A la semana siguiente le llevó el dinero al dueño, fueron ante un notario y se concretó la compra.

Ya cuando el terreno fue suyo, sacó el cofre y vendió todas monedas de oro. Lo que compró con ese dinero superó por mucho lo que él tenía y había vendido.

Aquí termina mi cuento. Si has leído un poco la Biblia, habrás notado que es una adaptación de la parábola del tesoro escondido.

Ahora permíteme compartirte algunos comentarios de reflexión:

Actualmente, ¿qué es lo que posees y que tiene mucho valor para ti? ¿Tu casa? ¿Un automóvil? ¿Dinero? ¿Otros bienes materiales?

Tal vez también aquello que ocupa tu tiempo, tu mente y tu corazón: tus proyectos, tus deseos.

Pues déjame decirte que todo eso equivale a lo que tenía el jardinero del cuento y el tesoro que encontró en el terreno es lo que Jesús llamó “El Reino de los Cielos”.

En mi cuento, el tesoro equivale a diez veces lo que tenía el jardinero, pero en la realidad, es infinitamente mayor lo que vale el Reino de los Cielos comparado con lo que tienes ahora.

Es verdad que el Reino de los Cielos es el lugar a donde queremos ir cuando llegue el momento de nuestra muerte pero también es la felicidad que podemos experimentar desde esta vida cuando logramos tener un encuentro personal con Dios.

Es cuando Dios reina en nuestro interior y se refleja en cada una de nuestras acciones.

Pero hay que pagar un precio para ganar ese tesoro y ese precio es cumplir los mandamientos y la voluntad de Dios, seguir todas y cada una de las indicaciones contenidas en los evangelios. Por eso es necesario empezar por leer y estudiar lo que dicen éstos.

Es buscar los bienes espirituales (La fe, la esperanza, el amor, el perdón, la paz, etcétera.) con mayor ahínco que los materiales. Es amar a Dios y al prójimo como a uno mismo.

Por lo tanto, si tú estás preocupado(a) por tus problemas o trabajando mucho por bienes menos valiosos, te invito a que lo reflexiones y vayas por el premio mayor.

No es fanatismo religioso. Es tomar conciencia que vale la pena trabajar y dar tu vida por lo que tiene más valor: El Reino de los Cielos, ese es el verdadero tesoro.

Fermín Felipe Olalde Balderas
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas

Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

3 1 votar
Calificar la publicación
guest
4 Comentarios
Lo más antiguo
Lo más nuevo Los más votados
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
Ma Eugenia
Ma Eugenia
agosto 3, 2023 3:15 pm

Me encanta la historia, es la verdad mas hermosa que se nos dice en los Evangelios, mi celular no me deja calificar 5,Gracias Fer

Chava Mares
Chava Mares
agosto 3, 2023 8:14 pm

Si. estamos mas preocupados por acumular, que por vivir y disfrutar lo que se tiene… Muy buena reflexión

4
0
Quisiera conocer tu opinión, por favor comentax

Ingresar