Recuerdo que en mi infancia había un programa que se transmitía los domingos por la noche denominado “Domingos Herdez” el cual me generaba una profunda tristeza porque significaba que se había terminado el fin de semana y al día siguiente tenía que acudir de nuevo a la escuela. Ese síndrome también se presentaba cuando terminaban las vacaciones o después de disfrutar de un día festivo. Luego me di cuenta que ese sentir no era exclusivo de los niños sino también en los adultos.
Al ir creciendo, descubrí que yo tenía dos opciones para afrontar esa situación:
1. Resignarme a sufrir ese síndrome por el resto de mi vida, o
2. Tratar de reducir sus efectos introduciendo algunos conceptos en mi mente.
Fue entonces que trabajé en la segunda opción con resultados alentadores y hoy quiero compartir contigo las principales ideas que en su momento me fueron de utilidad.
1. El “sueño dorado” de no regresar a la escuela o al trabajo es solo una ilusión. Si se hiciera realidad, tal vez tu felicidad sería momentánea pero después vendría la frustración por haber abandonado tus estudios o tu fuente de ingresos con el riesgo de sufrir un nivel de ansiedad o estrés mayor.
2. Esa actividad a la cual tienes que regresar, en realidad es una bendición ya que muchas personas darían lo que fuera por tenerla.
3. Además, es un medio para tu realización personal. Es la forma en que puedes servir a la sociedad y darle sentido a tu vida.
4. Ahora que, si no te sientes a gusto haciendo lo que haces, tal vez te serviría cambiar de actividad, pero con la conciencia de que toda actividad humana requerirá esfuerzo y dedicación.
Pienso que todo eso es parte de un proceso de maduración. Sabrás que vas madurando cuando empieces a hacer las cosas que se necesitan, aunque algunas de ellas no te gusten. Es el caso de cuando estás enfermo: tal vez no te guste ir al médico, pero lo necesitas. Tal vez no te guste ir a la escuela o al trabajo, pero lo necesitas. Ahora que si logras lo que decía John Lennon: “Me gusta lo que hago, a los demás también les gusta y por si fuera poco, me pagan”, ya la hiciste.
Para concluir tal vez valga la pena reflexionar sobre una frase del filósofo y escritor francés Jean-Paul Sartré: “No es feliz el que hace lo que quiere sino el que quiere lo que hace”.
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

