EL RETO

Nunca había pensado acerca del alcance de la frase: “…hágase tu voluntad…”, la cual se encuentra en la oración del Padre Nuestro.

Cuando la voluntad de Dios coincide con la nuestra, no hay mucho problema, todo fluye de maravilla, pero el verdadero reto es cuando no es así.

Te voy a compartir tres ejemplos de personajes bíblicos que aceptaron la voluntad de Dios aun y cuando ésta representaba un reto para ellos.

1. Dios le permitió a Moisés ver la tierra prometida, pero no le concedió entrar en ella. Moisés aceptó Su voluntad.

2. La Santísima Virgen María exclamó: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra” aun y cuando unos minutos antes ella misma le había preguntado al ángel “¿cómo ha de ser eso si no conozco varón alguno?”.

3. Job perdió todo: su salud, su familia y sus bienes, pero nunca la fe y la confianza de que la voluntad de Dios es lo único de valor.

Pero si crees que en la vida diaria eso no existe voy a agregar dos ejemplos más:

Tuve un amigo —ya murió— que afrontó una terrible enfermedad y cuando mi esposa y yo lo fuimos a visitar escuché de sus labios esta frase: “Le he pedido a Dios que, si Él quiere me sane, pero si no, estoy dispuesto a aceptar su voluntad”. Cuando lo escuché, se me enchinó la piel.

Conozco a una mujer quien sufrió el fallecimiento de uno de sus hijos. He ido a varios funerales y a veces escucho a la gente gritar: “¿Por qué Dios mío? ¿Por qué me lo quitaste?”. No fue el caso de ella. Aunque fue una pérdida muy dolorosa, la escuché decir: “Me duele que mi hijo haya partido, pero como sé que es la voluntad de Dios, la acepto”. Me sentí pequeño ante esa muestra de amor.

Esos son los momentos de verdad en los que se demuestra el amor a Dios. Dice un dicho que no hay buenos soldados en tiempos de paz ni buenos marineros en aguas calmadas. El verdadero amor no se refleja cuando las cosas marchan bien, sino en tiempos difíciles, de crisis y es ahí donde está el reto para cada uno de nosotros.