Una mañana Daniel abrió su celular y vio que había recibido por messenger una comunicación de su amigo Luis.
En el mensaje, Luis le explicó a Daniel que acababa de fallecer uno de sus hermanos y que al no tener posibilidades económicas para solventar los gastos estaba pidiendo ayuda y le preguntó si podría prestarle cinco mil pesos. Le anexó una imagen de la tarjeta de débito a la cual pudiera realizar el depósito.
Daniel imaginó la angustia que estaba pasando su amigo pero como no tenía en ese momento el dinero le respondió que le diera oportunidad de conseguirlo. Le comentó a Silvia su esposa lo que estaba pasando y le avisó que saldría a realizar una operación al banco.
Como Silvia conocía a una de las hermanas de Luis decidió llamarle para darle el pésame y pedirle información sobre el lugar donde realizarían el funeral.
La hermana de Luis se espantó porque no sabía que había fallecido uno de sus hermanos. De inmediato fluyó una comunicación entre todos ellos llegando a la conclusión de que habían hackeado la cuenta de face de Luis quien de inmediato envió un mensaje a todos sus contactos para alertarlos. Afortunadamente Silvia localizó a tiempo a Daniel para que no hiciera el depósito.
—Uff —exclamó Daniel con una expresión de alivio— ¡Por poco y caigo en el engaño!
Ese día Daniel comprendió que la comunicación que su esposa tuvo con la hermana de Luis fue una auténtica protección Divina, pero reflexionó respecto a cuántas personas pudieran haber sido engañadas al no haber tenido la precaución de comprobar la identidad de quien solicita dinero a través de un mensaje.
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

