Hace unos días leí un artículo titulado: “Los más grandes de todos los tiempos”. Vi que entre los escritores estaban: Dante Alighieri, Shakespeare y Miguel de Cervantes. Entre los pintores: Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Vincent Van Gogh. Y así, en diferentes artes y disciplinas.
Me pregunté si ellos se imaginaron estar en ese sitio y pensé que sería muy natural que alguno de nosotros pudiéramos soñar con que nuestro nombre apareciera en un futuro en la lista de los más grandes de la historia de la humanidad.
Pero luego llegó a mi mente otra pregunta: Ser grande ¿ante los ojos de quién? Si es ante los ojos del mundo entonces seguramente debemos trabajar duro y con calidad y ser perseverantes, pero me parece que lo más importante a contestar es: ¿Qué características debe tener una persona para considerarse grande ante los ojos de Dios?
La respuesta nos la dio Jesús un día que Él y sus discípulos llegaron a Cafarnaúm. Él les preguntó: “¿De qué iban hablando en el camino?”, ellos guardaron silencio porque durante el camino iban discutiendo respecto a quién de ellos era el mayor de todos, entonces Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: “Si alguno pretende ser el primero, debe ser el último y servidor de todos”
Entonces llegué a la conclusión de que debemos aspirar a ser grandes, pero ante los ojos de Dios y para ello la clave es el amor y el servicio, en nuestra familia, en nuestro trabajo y en general a la sociedad. Es el secreto para escribir con letras de oro nuestro nombre en el cielo.
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

