Era una fiesta hermosa. Estaban presentes los familiares y amiguitos más cercanos del niño a quien le estaban festejando su cumpleaños número nueve.
Su mamá ubicó al cumpleañero detrás de la mesa donde se encontraba el pastel y convocó a todos los invitados a que se acercaran. La mamá se colocó a la derecha del niño y su papá a la izquierda.
—A ver —dijo ella en voz alta— vamos todos a cantar las mañanitas, a la una, a las dos y a las tres…
—Estas son las mañanitas que cantaba el rey David… —corearon los invitados al unísono.
Mientras todos seguían cantando, el niño jaló del brazo a su papá y le susurró al oído:
—Papá ¿Quién es el rey David?
—Cuando termine tu fiesta te cuento su historia ¿sale?
El niño asintió y siguieron disfrutando mientras que el hombre se ensimismaba en sus pensamientos al recordar una de las historias más impresionantes relatadas en la Biblia:
David fue un niño de condición humilde. Era pastor y le gustaba tocar el Harpa y cantar alegres melodías.
Es muy interesante cómo Dios lo elige para ser Rey. Dios le encomienda al profeta Samuel que acuda con Isaí, papá de David, para elegir a uno de sus hijos.
Cuando Isaí le va presentando a cada uno el profeta Samuel cree que Dios va a elegir al más guapetón, pero Dios le dice: “No mires su buena presencia, ni su grande estatura porque no es ese el que he escogido. El hombre no ve más que el exterior pero el Señor ve el fondo del corazón”. Y elige a David, al más pequeño.
Quien era rey de Israel en ese momento se llamaba Saúl y era atormentado por un espíritu maligno y alguien le comentó que había un joven de nombre David que era muy hábil para tocar el Harpa. El rey Saúl envió por él y cuando David tocó, el rey sintió alivio en su espíritu. David se ganó la estimación del rey y fue integrado a la corte.
Un día los Filisteos les declararon la guerra a los Israelitas. Un gigante llamado Goliat ofendió al pueblo de Israel y retó a los soldados a pelear pero nadie aceptó porque le tenían miedo.
“De casualidad” David se encontraba ahí, escuchó las ofensas de Goliat y le pidió al rey Saúl que le permitiera pelear contra el gigante. Ante el asombro del rey, le permitió hacerlo. David mató a Goliat teniendo como únicas armas, una honda y una piedra. Los Israelitas se abalanzaron contra los Filisteos y los vencieron.
Esta parte de su historia nos muestra que cuando una persona goza del respaldo y la gracia de Dios no hay problema que lo venza, por gigante que sea.
Con el pasar del tiempo la gente de Israel amó tanto a David que el rey Saúl sintió envidia, por ese motivo el joven se alejó de la corte y luego fue perseguido por el rey, pero una ley general de la vida es que todo lo que proviene de la maldad termina mal y eso le sucedió al rey Saúl.
Después de muchos obstáculos David fue proclamado rey de Israel a la edad de 30 años y reinó durante 40.
David amaba a Dios. Le componía y cantaba canciones. A él se le atribuye la composición de varios de los Salmos y Dios estaba siempre con él, concediéndole muchas cosas: poder sobre sus enemigos, riqueza, aprecio de la gente y varias esposas.
Sin embargo, también en esta historia sale a relucir la debilidad humana pues David cayó en pecado al cometer adulterio con la esposa de Urías, uno de sus soldados. Ella quedó embarazada. El rey intentó engañar a Urías pero como no lo logró ordenó a su principal general que lo colocara en el frente de batalla con el fin de que sus enemigos lo mataran. Y así sucedió. La mentira, el adulterio y el homicidio fueron pecados que pesaron sobre las espaldas de David.
Entonces Dios envió al profeta Natán para que le señalare a David la gravedad de su pecado y las consecuencias terribles que se avecinaban sobre su reino, David se arrepintió y con mucho dolor le pidió perdón a Dios quien al ver el fondo de su corazón, lo perdonó.
Pudiéramos criticar o juzgar al rey David de ser tan pecador pero ¿no tenemos nosotros también nuestros propios pecados? Pudiéramos criticar y juzgar la benevolencia de Dios pero a poco no le pedimos nosotros también perdón. Lo cierto es que, a pesar de nuestras debilidades, Dios nos sigue amando y a David le dio la oportunidad de reivindicarse y volver al camino del bien.
El resto de la historia del rey David está lleno de vicisitudes, como nos sucede a todos. Tiene problemas con algunos de sus hijos al grado de que uno de ellos le intenta arrebatar su reino y persigue a David a muerte. David huye pero se arma de un ejército y le hace frente resultando triunfante pero fue un triunfo con sabor a derrota porque en esa guerra muere su hijo que aunque era su principal perseguidor lo seguía amando por el simple hecho de ser su hijo.
Finalmente David recuperó su reino y murió a una edad avanzada heredándole su trono a otro de sus hijos: Salomón, pero esa es otra historia.
—Te quedaste ensimismado —le dijo la mamá del cumpleañero a su esposo.
Él parpadeó y la miró sonriendo.
—Es cierto, me quedé pensando en el rey David, pero ya estoy de vuelta en la fiesta.
Ella le sonrió y le entregó un pedazo de pastel.
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

