Las 50 más recientes

ROSAS BLANCAS ADONAI Y EL JONRONERO LA BELLEZA ESTÁ EN EL AMOR JESÚS GARCÍA, EL HÉROE DE NACOZARI UNA NOCHE EN LA VIDA DE UN ESCRITOR COOPER UNA MARAVILLA DE LA CREACIÓN DÍA DE REYES UNA NAVIDAD INOLVIDABLE EL NIÑO DEL SHORT ROJO EL OFTALMÓLOGO DON FELIPE (23 ANIVERSARIO LUCTUOSO) UN ENCUENTRO INESPERADO EL HOMBRE DE LA GABARDINA NEGRA LAS CELULAS UNA MAÑANA DE SABADO VIVIR DEL ARTE JOSÉ Y EL NIÑO DEL LUNAR EN LA MEJILLA DON SANTIAGO NORMAS BÁSICAS PARA UNA BUENA CONVERSACIÓN JASIEL (Una historia de amor, valor y responsabilidad) ADONAI Y EL CARÁCTER DE EMMA UN LUNES CUALQUIERA ADONAI Y EL MISTERIO DE LAS PALABRAS EXTRAÑAS ENAMORADA DE CRISTO UN AMIGO INCONDICIONAL EL ESTILO DE DIOS LA CHICA DEL AVIÓN UNA MANCUERNA EXTRAORDINARIA LA LAVADORA ENAMORADO DE LA LECTURA DOÑA ANITA EL VIAJERO LA CULPA ¡LIBÉRATE! UNA GRAN MUESTRA DE AMOR LA JUNTA EL BARRIO DEL ZAPOTE, MI BARRIO EL SENCILLO MENSAJE DE JESÚS UNA LEYENDA MAYA TURÍN, MI GRAN AMIGO DEL ALMA CARTA DE LOS REYES MAGOS LA IMPORTANCIA DE AGRADECER UN MILAGRO DE NAVIDAD EL NIÑO TODOS NECESITAMOS DE TODOS SABER PEDIR DE REGRESO A CASA DON FELIPE EL BAR

Cuidemos-nuestra-salud.png

—¿Cómo ves Fer? —Me dijo Doña Chelo— fui al médico porque traigo problemas con mi riñón y me prohibió tomar refresco. No me imagino comerme unas enchiladas o un pozole sin mi Coca.

Sonreí. Mi mente se transportó hasta los años sesenta, en la primera etapa de mi niñez. Mi familia y yo estamos alrededor de la mesa, comiendo y acompañando los alimentos con agua pura, de la llave.

Y es que, en ese tiempo, no había dinero para comprar refresco. Cuando crecí empecé a trabajar y ya traía dinero para comprarme todo el refresco que quisiera, sin embargo, me quedé habituado a tomar agua. Hoy en día, no se me dificulta comerme unas enchiladas o un pozole con unos buenos vasos de agua pura.

Pero puedo comprender a Doña Chelo porque hace unos años el médico me prohibió el consumo excesivo de sal y mi reacción fue como la de ella: “No me puedo imaginar una comida sin sal”, pero me armé de valor y lo hice, hoy ya no es un problema, mi paladar se acostumbró.

Tristemente he escuchado a mucha gente decir: “¿Para qué me cuido? Al fin y al cabo, de algo me tengo que morir”. Yo pienso que no nos merecemos eso. Si aún no tenemos una enfermedad, nos conviene cuidarnos para continuar sanos. Y si ya la tenemos, nos merecemos cuidarnos para mantenerla bajo control, porque efectivamente, al final nos moriremos de algo, pero si podemos lograr vivir el mayor tiempo posible y no morir de una forma tan dramática, mejor.

Pienso que si tomamos conciencia y cada persona cuidamos nuestra salud, estamos amándonos a nosotros mismos, a nuestras familias y a nuestra patria.

Fermín Felipe Olalde Balderas
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas

Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

0 0 votos
Calificar la publicación
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Quisiera conocer tu opinión, por favor comentax

Ingresar