—Hijo, nunca dejes de hablar con Dios —me decía mi padre cuando yo era niño.
—¿Y responde? —le pregunté.
—¡Claro! Él siempre responde.
Pero a esa edad yo esperaba que me respondiera con una voz como la tuya o la mía. Cuando fui creciendo me di cuenta que la voz de Dios es diferente.
En días pasados me sentía desanimado porque no había podido lograr uno de mis objetivos personales y un día que estaba en la soledad de mi habitación le platiqué a Dios cómo me sentía, la respuesta tardó unos días en llegar.
Fue un domingo que mi familia y yo vimos la película de Disney Pixar “SOUL”, ahí, en una de las frases obtuve mi respuesta, fuerte y claro.
Pero a través de una película no es la única forma en que Él se comunica con nosotros. No sé si te ha pasado que estás platicando con una persona, le preguntas algo y de repente dices “creo que yo mismo(a) me respondí”. Fue ÉL quien te respondió a través de tu propia mente. Dios también habla a través de tu inteligencia. Puede ser también que te responda a través de un libro, — la Biblia es su Voz por excelencia—, de una canción o hablando con una persona.
También nos dice que nos ama a través de un nuevo amanecer, de una flor o de la sonrisa de un niño. Esa es su voz.
Ahora que si te preguntas ¿cómo saber si realmente es la voz de Dios y no la del diablo? Es muy sencillo, porque su voz siempre te lleva a hacer el bien porque Él es el Señor del Bien. Su respuesta te genera una alegría y una paz que es difícil describir con palabras.
Por eso es que estoy convencido de que lo que me decía mi padre es cierto “Dios siempre responde”, ahora lo que me preocupa es que yo lo sepa escuchar y haga caso a su respuesta.
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

