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He sido fan del grupo británico “The Beatles” desde la adolescencia cuando estudiaba en la secundaria.

Recuerdo que la primera canción que escuché de ellos fue “I saw her standing there” (“La vi allá”) y a partir de ahí me gustaron todas sus canciones.

En la escuela, el maestro que nos impartía la materia de etimologías grecolatinas y filosofía era el padre Alberto.

Un día que estábamos en clase, el maestro nos compartió algunos fragmentos del texto “De la brevedad de la vida” (De brevitate vitae) del filósofo romano Lucio Anneo Séneca.

Casi para terminar la clase nos dijo: “¿Hay alguna pregunta que alguien desee hacer?

Mi compañero Rubén alzó la mano y el maestro asintió con la cabeza para darle la palabra.

—¿Por qué cree que los Beatles no han comprado un micrófono adicional para que Paul McCartney y George Harrison no tengan que compartir el mismo? —preguntó Rubén.

Un silencio se apoderó del salón durante algunas fracciones de segundo y luego hubo un estallido de risas, incluyendo la del maestro. En ese momento se escuchó el timbre que anunciaba el final de las clases.

—Bueno, —exclamó el padre Alberto sonriendo mientras introducía sus libros y documentos en su portafolio— ese será tema de otra conversación.

Aunque la pregunta de Rubén era irrelevante y no tenía nada que ver con lo aprendido en la clase, a mí me dejó pensando y concluí que tenía razón.

En varios de los conciertos de los Beatles, se puede apreciar a John Lennon cantando frente a su micrófono mientras que Paul y George cantan muy juntitos compartiendo otro. Ya me imagino la cantidad de gotitas salivales que intercambiaron durante sus presentaciones.

Lo cierto es que desde ese día y hasta el final del ciclo escolar mi amigo Rubén fue objeto de todo tipo de burlas relacionadas con la pregunta que le hizo al padre Alberto.

Pasó el tiempo, cada alumno tomamos caminos diferentes. Antes de terminar el siglo pasado supe con tristeza que Rubén había fallecido en un accidente de automóvil.

Hace unos días acudí a mi cita con el dentista y en lo que esperaba mi turno, tomé una de las revistas que se encontraban en la mesa de centro de la sala de espera.

Me llamó la atención un artículo escrito por un psiquiatra estadounidense en el que resaltaba la importancia que tenía para los seres humanos el tema de la seguridad emocional y la gran cantidad de recursos que a veces utilizamos para adquirirla.

Lo sorprendente para mí fue que en una de las líneas ponía como ejemplo a los Beatles. “No sé si han observado”, escribió, “que aunque los cuatro cantaban, John Lennon siempre lo hacía con un micrófono individual, mientras que Paul y George compartían el mismo micrófono”.

“Tal vez desde sus inicios —continuó el escritor— Paul y George necesitaban un catalizador que les diera seguridad y eso lo lograron cantando juntos tras un mismo micrófono.”

Arqueé mis cejas, cerré la revista, me recargué en el respaldo de mi asiento y susurré para mí mismo:

—Bueno, mi querido amigo Rubén, pues más de cuarenta años después, pero ahí tienes tu respuesta.

Fermín Felipe Olalde Balderas
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas

Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

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