En la casa de todos ustedes tenemos un patio con un árbol tabachín, dos camelinas y muchas macetas en las que crecen diferentes flores.
Una de mis tareas matutinas es limpiar ese patio. Principalmente en primavera, el tabachin deja caer pequeñas ramas y un sinfín de flores de color rojo, anaranjado y amarillo.
El contacto con la naturaleza me relaja y me pone de buen humor.
Disfruto por igual tanto de nuestras camelinas como de nuestras azucenas pero hay una planta que siempre ha llamado mi atención: El Geranio.
Es una planta común. Pero lo que más admiro es su capacidad de adaptación y su generosidad.
En cualquier lugar que la ubico, con un poco de cuidados, florece en abundancia. ¡Es maravilloso!
Recuerdo que en una temporada el calor estuvo tan intenso que todas las plantas lo resintieron pero cuando veía al Geranio me parecía que estaba frente a una pintura de Renoir, era una auténtica explosión de color.
En una ocasión nuestro Geranio de flores rojas ya no cabía en su maceta, entonces trasplanté una parte de él a otra. Al poco tiempo, ya estaba igual de abundante que en la primera.
Creo que su presencia en nuestro patio es su forma de agradecerle y darle gloria a Dios por el maravilloso don de la vida. Tengo muchas cosas que aprender de él.
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.


Es inefable que Dios Todoterreno este presente en la creación. Saludos Fermín
Así es mi querido amigo Polo, Dios se manifiesta en cada parte de su creación y nos enseña a florecer a pesar de las adversidades. Agradezco mucho que hayas leído y comentado esta publicación y te mando un gran abrazo.
Muy bonito relato , ese de los geranios, saludos y bendiciones.