Las 50 más recientes

ROSAS BLANCAS ADONAI Y EL JONRONERO LA BELLEZA ESTÁ EN EL AMOR JESÚS GARCÍA, EL HÉROE DE NACOZARI UNA NOCHE EN LA VIDA DE UN ESCRITOR COOPER UNA MARAVILLA DE LA CREACIÓN DÍA DE REYES UNA NAVIDAD INOLVIDABLE EL NIÑO DEL SHORT ROJO EL OFTALMÓLOGO DON FELIPE (23 ANIVERSARIO LUCTUOSO) UN ENCUENTRO INESPERADO EL HOMBRE DE LA GABARDINA NEGRA LAS CELULAS UNA MAÑANA DE SABADO VIVIR DEL ARTE JOSÉ Y EL NIÑO DEL LUNAR EN LA MEJILLA DON SANTIAGO NORMAS BÁSICAS PARA UNA BUENA CONVERSACIÓN JASIEL (Una historia de amor, valor y responsabilidad) ADONAI Y EL CARÁCTER DE EMMA UN LUNES CUALQUIERA ADONAI Y EL MISTERIO DE LAS PALABRAS EXTRAÑAS ENAMORADA DE CRISTO UN AMIGO INCONDICIONAL EL ESTILO DE DIOS LA CHICA DEL AVIÓN UNA MANCUERNA EXTRAORDINARIA LA LAVADORA ENAMORADO DE LA LECTURA DOÑA ANITA EL VIAJERO LA CULPA ¡LIBÉRATE! UNA GRAN MUESTRA DE AMOR LA JUNTA EL BARRIO DEL ZAPOTE, MI BARRIO EL SENCILLO MENSAJE DE JESÚS UNA LEYENDA MAYA TURÍN, MI GRAN AMIGO DEL ALMA CARTA DE LOS REYES MAGOS LA IMPORTANCIA DE AGRADECER UN MILAGRO DE NAVIDAD EL NIÑO TODOS NECESITAMOS DE TODOS SABER PEDIR DE REGRESO A CASA DON FELIPE EL BAR

Un-pequeno-empujon.jpg

Yo trabajaba en una empresa de distribución de productos alimenticios y un día me tocó repartir en comunidades rurales.

Había llovido y los caminos estaban lodosos. Al terminar de repartir me dispuse a regresar a la ciudad pues ya estaba oscureciendo cuando de pronto mi camioneta se atascó. Me bajé y vi que la situación estaba complicada. Saqué mi teléfono celular, no tenía señal. Miraba para todos lados pero no pasaba ni un alma.

Intenté de diferentes formas sacar mi camioneta del fango pero ninguna me dio resultado. El tiempo pasaba y me empezaba a desesperar. Sentí miedo. Me habían dicho que por aquellos lugares asaltaban.

De pronto vi que a lo lejos venía una camioneta pick up. Al llegar cerca de donde yo estaba, se detuvo y de ella bajaron seis hombres corpulentos.
—¿Esta es la camioneta?—preguntó uno de ellos señalándola.
—Sí —contestó otro.

Me preocupé, pensé que me iban a asaltar pero me tranquilicé cuando los seis hombres me saludaron, bajaron de la pick up unas cuerdas, unas rocas y un tronco. Me pidieron que subiera a mi camioneta e hiciera lo posible para darle marcha mientras ellos la empujaban. Y así, en cuestión de minutos la liberaron del fango.

Les agradecí su ayuda y saqué mi cartera para entregarles una gratificación pero ellos no aceptaron.
—No tienes nada de que agradecer, —dijo uno de ellos— en realidad fue un favor que nos pidió una señora.
—¿Una señora? —pregunté asombrado.
—Sí, ella nos dijo que tu camioneta se había atascado en el lodo y que necesitabas ayuda.

Pensé que se referían a alguna de mis clientas pero si fuera así ¿Cómo pudo ella haberse dado cuenta de mi situación? Les pregunté el nombre de la mujer pero no supieron decirme. Cuando les pedí que la describieran me quedé atónito. La descripción coincidía perfectamente con la de mi madre quien había fallecido apenas dos años atrás.

Cuando ellos se fueron entré a mi camioneta y rompí en llanto.

Desde entonces aprendí que nuestros amigos y familiares fallecidos siguen al pendiente de nosotros, dispuestos a darnos en el momento menos esperado un pequeño empujón.

Fermín Felipe Olalde Balderas
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas

Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

0 0 votos
Calificar la publicación
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios

Publicación relacionada

0
Quisiera conocer tu opinión, por favor comentax

Ingresar