Yo trabajaba en una empresa de distribución de productos alimenticios y un día me tocó repartir en comunidades rurales.
Había llovido y los caminos estaban lodosos. Al terminar de repartir me dispuse a regresar a la ciudad pues ya estaba oscureciendo cuando de pronto mi camioneta se atascó. Me bajé y vi que la situación estaba complicada. Saqué mi teléfono celular, no tenía señal. Miraba para todos lados pero no pasaba ni un alma.
Intenté de diferentes formas sacar mi camioneta del fango pero ninguna me dio resultado. El tiempo pasaba y me empezaba a desesperar. Sentí miedo. Me habían dicho que por aquellos lugares asaltaban.
De pronto vi que a lo lejos venía una camioneta pick up. Al llegar cerca de donde yo estaba, se detuvo y de ella bajaron seis hombres corpulentos.
—¿Esta es la camioneta?—preguntó uno de ellos señalándola.
—Sí —contestó otro.
Me preocupé, pensé que me iban a asaltar pero me tranquilicé cuando los seis hombres me saludaron, bajaron de la pick up unas cuerdas, unas rocas y un tronco. Me pidieron que subiera a mi camioneta e hiciera lo posible para darle marcha mientras ellos la empujaban. Y así, en cuestión de minutos la liberaron del fango.
Les agradecí su ayuda y saqué mi cartera para entregarles una gratificación pero ellos no aceptaron.
—No tienes nada de que agradecer, —dijo uno de ellos— en realidad fue un favor que nos pidió una señora.
—¿Una señora? —pregunté asombrado.
—Sí, ella nos dijo que tu camioneta se había atascado en el lodo y que necesitabas ayuda.
Pensé que se referían a alguna de mis clientas pero si fuera así ¿Cómo pudo ella haberse dado cuenta de mi situación? Les pregunté el nombre de la mujer pero no supieron decirme. Cuando les pedí que la describieran me quedé atónito. La descripción coincidía perfectamente con la de mi madre quien había fallecido apenas dos años atrás.
Cuando ellos se fueron entré a mi camioneta y rompí en llanto.
Desde entonces aprendí que nuestros amigos y familiares fallecidos siguen al pendiente de nosotros, dispuestos a darnos en el momento menos esperado un pequeño empujón.
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

