Hace unos días me encontré a un amigo quien me comentó muy apenado: “Estoy en el buró de crédito”
—Yo también —le respondí con tranquilidad.
—¿Tú? —Me preguntó extrañado— no creí que fueras mal pagador.
—Lo que sucede —le expliqué— es que en el buró de crédito no solo está almacenada la información y el historial de las personas que pagan mal. Ahí estamos quienes hemos obtenido un crédito con alguna institución formal y puede ser un buen o un mal historial.
—Oh ya entendí, pero tengo que reconocer que mi historial de pago no ha sido bueno, entonces ¿cómo puedo limpiarlo?
—Generando un nuevo historial de pago, pero bueno —contesté.
Como lo vi un poco confundido seguí explicando:
—Mira, si tú quieres limpiar tu historial sería necesario que en el siguiente crédito que alguna institución te otorgue, realices puntualmente tus pagos. Y al terminar de pagar ése, hagas lo mismo con el siguiente y así sucesivamente hasta que tu buen historial “recorra hacia atrás” a tu mal historial.
Mi amigo lo comprendió y siguió su camino.
Esa misma noche, me quedé pensando que tal vez algo similar ocurre con el comportamiento de nuestra vida.
Si hasta la fecha yo me he portado mal ¿cómo podría borrar ese mal antecedente en mi historial de vida? Pues portándome bien a partir de ahora. Ser una mejor persona de aquí en adelante.
Tengo muy presente la historia de dos santos, San Agustín y San Francisco, que en su juventud tuvieron una vida poco ejemplar hasta que encontraron a Jesús. Y qué decir de San Pablo que perseguía a los cristianos a muerte hasta que un día su vida cambió radicalmente y para siempre. En los tres casos, su buen historial fue borrando su mal historial, como en el buró de crédito.
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

