Hay una expresión popular que dice: “Nadie es perfecto”, sin embargo en uno de los evangelios Jesús dijo: “…Sean perfectos como su Padre Celestial es perfecto” entonces mi duda era ¿es posible ser perfecto o no? y si lo es ¿a qué perfección se refiere el Maestro?
Hablemos primero del aspecto físico. Tu color de piel, tu estatura, las facciones de tu cara, así como eres, así estás perfecto(a). Si crees que no eres guapo(a) tal vez es porque algunas personas así te lo han hecho sentir pero se equivocan, está comprobado que la belleza física es valorada de diferente forma dependiendo del lugar y época en que nos encontremos.
Hace cuatro mil años en Egipto una persona físicamente hermosa tenía características muy distintas a las del actual estereotipo occidental. En una tribu de África es otro el modelo de belleza física comparado con el de los orientales. Los mayas tenían su propio modelo de belleza. Por lo tanto, la realidad es que todos somos físicamente perfectos, pues fuimos creados por Dios. Sí, a su imagen y semejanza.
Ahora bien, si tú necesitas bajar o subir de peso o cuidar tu piel debe ser más por una cuestión de salud pero Dios te ama tal como eres.
La parte donde somos imperfectos es a la hora de nuestro actuar. Es ahí donde, como seremos humanos, tenemos aciertos y desaciertos, nos equivocamos a veces voluntaria y a veces involuntariamente, tomamos malas decisiones, pecamos, pero no debemos asustarnos por ello porque Dios siempre nos da la oportunidad de corregir nuestros errores y de arrepentirnos de nuestras faltas. Me atrevo a decir que nuestra perfección está en nuestra imperfección.
Es muy interesante el hecho de que Jesús utiliza el verbo en plural y en modo subjuntivo: “Sean perfectos…” , ese modo expresa una acción posible o deseada.
Dicho lo anterior, mi conclusión es que físicamente somos perfectos, en cuanto a nuestro actuar en ocasiones somos imperfectos y la perfección a la que debemos aspirar y es a la que se refiere el Maestro es principalmente en lo espiritual.
Esa debe convertirse en nuestra aspiración por el resto de nuestra vida.
Él mismo nos establece el modelo: “…como vuestro Padre Celestial es perfecto”. Entonces se vuelve trascendental saber ¿y cómo es nuestro Padre Celestial? La respuesta es: Dios es BUENO y nos ama. La clave es el amor. Dios es amor por eso es perfecto. ¿Quieres ser perfecto como Él? Entonces ama, a todos, conocidos y desconocidos, familiares, amigos y hasta a tus enemigos.
La palabra “amor” se vuelve un campo semántico que abarca otras palabras: respeto, paciencia, perdón, comprensión, amabilidad, responsabilidad, empatía, etcétera.
Finalmente es importante contestar la pregunta: ¿Cómo podemos aprender a amar? Yo diría que de la misma forma que aprendemos a conducir en bicicleta, es decir, practicando. A amar se aprende, amando. Es la única forma para llegar a ser perfectos como nuestro Padre.
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

