Esa noche Mauricio no podía dormir. Estaba teniendo tanto éxito en sus negocios que no paraba de pensar en todas las cosas en las cuales invertiría su dinero.
Para mitigar el insomnio se levantó de su cama y se dirigió a la sala con el fin de leer un poco. Tomó la Biblia que se encontraba en el librero y abrió una página al azar. Se encontró con el Evangelio de San Lucas en el cual Jesús expresó algo que pareciera haber sido dirigido a él:
“Estad alerta y guardaos de toda avaricia, que no depende la vida del hombre de la abundancia de los bienes que posee. Y en seguida les propuso esta parábola: Un hombre rico tuvo una extraordinaria cosecha de frutos en su heredad y discurría para consigo diciendo: ¿qué haré que no tengo sitio capaz para encerrar mis granos? Al fin dijo: haré esto: derribaré mis graneros y construiré otros mayores donde almacenaré todos mis productos y mis bienes con lo que le diré a mi alma: ¡Oh alma mía! Ya tienes bienes de repuesto para muchísimos años, descansa, come, bebe y date buena vida. Pero al punto le dijo Dios: ¡Insensato! esta misma noche vas a morir ¿De quién será cuanto has almacenado? Esto es lo que sucede para el que atesora para sí y no es rico a los ojos de Dios”.
Cerró la Biblia y se fue a dormir consciente de que no está mal trabajar por adquirir los bienes materiales que necesitamos para una vida digna, siempre y cuando no caigamos en la avaricia porque nadie puede asegurar que viviremos lo suficiente para disfrutarlos.
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

