Ese día Dios estaba por crear a la humanidad, sin embargo, le faltaba una cuestión por resolver: ¿Dónde debería ubicar al ser humano para que se desarrollara previo a su nacimiento? Debería ser un lugar cálido y seguro.
—¿Y si lo ubicas en lo alto de una montaña? Como las águilas cuidan a sus crías en sus nidos—sugirió uno de los ángeles que se encontraban con Él.
—No —respondió Dios— Es inseguro, hace mucho frío y además se puede caer.
—¿Y si lo ubicas en la profundidad del mar? —sugirió otro ángel.
—No, está muy húmedo y hay depredadores que lo pueden dañar.
—Ya sé —exclamó la Sabiduría Infinita— lo ubicaré en el lugar más seguro que puede haber sobre la tierra.
—¿Dónde es eso? —preguntaron los ángeles.
—En el vientre de su madre. Es un lugar cálido y tengo la seguridad que ella defenderá a su hijo, con su propia vida.
Author: Fermín Felipe Olalde Balderas
Escritor, autor de los libros y de las reflexiones publicadas en este portal.

